¿Has visto dormir a un bebe?

La expresión dormir como un bebe, viene de la paz que transmiten ellos al dormir; estamos seguros de que no hay una cosa más placentera que contemplarlos durmiendo, pues bien resulta que para los bebes dormir muchas horas hace parte de su proceso fisiológico. Se estima que un recién nacido puede llegar a dormir de forma interrumpida hasta 20 horas en el día y esto es debido a que los bebes tienen unas tasas metabólicas elevadas, llevándolos a tener altos consumos energéticos, de forma tal que dormir resulta un mecanismo necesario para ahorrar energía.

El sueño es el mecanismo utilizado por el cerebro para organizar la información que reciben los niños; es importante decir que para un niño todo lo que esta alrededor es fuente de conocimiento y su sistema nervioso se deleita con el mundo. Todo el tiempo está aprendiendo, y todo lo nuevo que llega a través de su relación con el entorno se afianza mediante el sueño.

Niños en etapas preescolares

Deben contar con periodos de sueño entre 12 a 14 horas diarias, las cuales les permitirá desarrollar sus habilidades de una mejor manera.

Etapa escolar y la pre adolescencia

En esta etapa disminuyen las horas de sueño,  pueden ser suficientes de 8 a 10 horas para generar reparación y dar buen descanso a los jóvenes.

En la edad adulta el sueño se estabiliza entre las 6 a las 9 horas diarias, siendo como promedio sugerido por muchos expertos las 8 horas, pero realmente influye mucho el ritmo de vida que se lleva, las actividades que se realizan diariamente y otros factores como la nutrición, relaciones interpersonales y niveles de estrés, entre otros.

Existen quienes con 6 horas de sueño tienen un adecuado proceso de reparación, mientras están quienes requieren hasta 10 horas diarias o más, lo que sí es importante tener en cuenta es que el sueño no es acumulativo. Quiere decir que si hoy me privé voluntariamente de dormir o si duermo menos de lunes a viernes y el día sábado y domingo duermo todo el día; sencillamente no funciona así, el cuerpo va a reponer lo que debe reponer el día, pero, por otro lado, el cansancio si se comporta de forma acumulativa y este si puede ocasionar consecuencias en la salud casi de forma inmediata.

En los adultos mayores, el proceso cambia. Consiste en que tienen tendencia a agotar más rápido las reservas de energía en su cuerpo con actividades cada vez menos exigentes; como respuesta a esto el cerebro asume que la persona debe dormir para reponer energía y es allí en donde se suelen presentar micro sueños en las actividades que antes toleraban despiertos como ver televisión o leer, sin embargo, cuando llega la noche el sistema toma reacciones más lentas en relación con el ciclo circadiano llevando al periodo de sueño nocturno a ser más corto y al ser más corto algunas veces no logran descansar lo suficiente, esto se convierte en un círculo vicioso que afecta la calidad de vida de este grupo de personas.

Por fortuna cada día tenemos la posibilidad de corregir esos malos hábitos para dormir; lo importante es tener consciencia de en qué etapa de la vida estás y saber qué podemos corregir para reorganizar nuestro sueño.

Analiza tu edad, el número de horas con las que te sientes cómodo durmiendo sin que necesites la ayuda del despertador y la energía que tienes al despertar.

Si tomas algún tipo de medicamento para dormir, mejor busca la ayuda de un profesional en sueño que te ayude a organizar este y evaluar la posibilidad de no usar ayudas químicas; de ser necesario hazlo únicamente bajo supervisión médica.

Dormir bien es la recompensa al final de una larga jornada de trabajo.

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